ALELUYA

Me encuentro una aleluya con cara de domingo,
transportando en sus labios historias infantiles,
aquel beso robado en la Estación de Atocha,
el sueño de una Inés con botas militares, 
tu voz, la llave del portal en mi bolsillo,
la niña repetida en sendos nacimientos
y tu inefable ausencia llenando los rincones.

Y la perplejidad nos amanece
y paraliza los arcos de las cejas.

¿Está todo tan cerca o ha venido a mi encuentro la alegría?

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