EL CAMINO


Sus diminutos pies medían paso a paso
el camino más largo.
En sus ojos la infinita esperanza de un futuro,
en sus manos un cabás de cartón
con dibujos de flores.
Soñaba con un gato gigantesco
de sangrantes pezuñas y dientes desmedidos,
que tragaba deseos.
Mas al llegar el día volvía la promesa
de aventuras sin cuento
y recorría la senda esperando encontrar
a algún hada benéfica.

Han pasado los años y sigue en el camino
cubierto por la alfombra dorada del otoño.
En el viejo cabás se apiñan las historias:
risas, besos y lágrimas,
ensueños, despedidas,
tragicomedias quizá sobreactuadas
y relatos de amor sin perdices al término.

No aparecen las hadas
y han huido los gatos, que en tramos del trayecto

trasegaron deseos.
La niña la conduce, aferrada a su mano.
Mantiene la sorpresa en sus párvulos ojos 

y le muestra la rosa de los vientos




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